El estudio de los suelos no solamente nos dice el estado actual de los suelos, sino que es un excelente registro de la historia humana a través de multitud de técnicas analíticas. En 2015, unos investigadores polacos estudiaron los suelos del campo de concentración de Stutthof, lugar en el que más de 65000 personas fueron asesinadas, incluyendo más de 20000 judíos. Sus resultados, indicaron claramente el impacto de la superpoblación del campo sobre el suelo a través de los contenidos de metales pesados, y cómo los contenidos de fósforo eran anormalmente elevados… por los restos de cenizas de los crematorios y las cámaras de gas.
Entrada al campo de concentración de Stutthof – Fotografía de magro_kr
El campo de concentración de Stutthof, cercano a la ciudad polaca de Gdańsk, fue el primer campo de concentración nazi fuera de Alemania, y también el último campo en ser liberado por los aliados, funcionando entre el 2 de septiembre de 1939 y el 9 de mayo de 1945.
Por el campo pasaron más de 110.000 personas y se estima que más de 65000 murieron en este campo, aunque otras cifras lo elevan hasta casi 80000, mediante fusilamientos, epidemias de tifus, por el uso de Zyklon B en las cámaras de gas o por inyecciones letales. En 2006, investigadores de la Universidad de Gdansk indicaron que la grasa de los cuerpos había servido para producir jabón, a pequeña escala.
En el pasado 2015, investigadores polacos publicaron en Soil Science and Plant Nutrition, un interesante artículo en un número especial dedicado a los SUITMAS (suelos urbanos, mineros y de instalaciones militares). En este paper, los investigadores de la Universidad Nicolás Corpénico de Toruń, ponían de manifiesto cómo la superpoblación de personas y el genocidio había quedado registrado en los suelos del campo.
Para ello, seleccionaron 45 muestras de suelos del campo y evaluaron diferentes parámetros químicos del suelo (pH, materia orgánica, contenido de fósforo y diferentes elementos potencialmente tóxicos, entre los que se encontraba arsénico, cromo, cobre, mercurio, plomo y zinc).
Hay que decir primero, que los suelos más comunes en la zona de estudio son podsoles y arenosoles, suelos característicos de climas húmedos y fríos como ocurre con los podsoles, normalmente ácidos y empobrecidos por el lavado de nutrientes producido por las lluvias.
Cuando comenzaron a evaluar los suelos del campo, pudieron observar que habían sido fuertemente transformados por la actividad humana.
Normalmente cuando pensamos en una transformación por actividades humanas, pensamos en contaminación por contaminantes orgánicos e inorgánicos, pero en el caso de los elementos potencialmente tóxicos, el hecho más significativo fueron los contenidos de arsénico, y zinc, localizados en puntos muy concretos…
Por una parte el zinc estaba localizado en un punto muy concreto y era el almacén dónde despojaban de la ropa y el calzado a los prisioneros, y es que la goma utilizada para el calzado contenía zinc.
Almacén de zapatos en el campo de concentración de Stutthof – Fotografía de Christian Holmér.
El arsénico también estaba más localizado en las áreas más cercanas al crematorio o a los antiguos barracones, aunque con fuentes más diversas por la utilización de drogas y venenos con arsénico, o por el uso de munición que contenía arsénico. En el caso del Pb, el contenido era bastante menor y no asociado al uso de munición, quizás porque los fusilamientos eran muy caros para la época.
Quizás el dato más significativo lo encontraron en las propiedades químicas del suelo. De esta forma, el pH del suelo se había incrementado de valores ácidos (4.35) a valores neutros (6-6.99).
El contenido de materia orgánica tuvo una tendencia similar, al incrementarse del 0.71% en los suelos control, un valor muy bajo y propio de ese tipo de suelos, a valores comprendidos entre un 3.19-5.44%, contenidos muy elevados, más propios de un suelo forestal o agrícola, rico en nutrientes por aporte de fertilizantes.
Aunque quizás el hecho más significativo fue el contenido de fósforo, un elemento muy estable y ampliamente utilizado como trazador en arqueología, ya que tiene una baja solubilidad y movilidad en el suelo.
Mientras que los suelos del entorno tenían contenidos de fósforo total de unos 110 mg/kg, recordemos que son suelos empobrecidos, en las zonas más cercanas a los crematorios con contenidos entre 1423 y 2029 mg/kg, una burrada.
Crematorio del campo de concentración de Stutthof – Fotografía del Ministerio de Asuntos exteriores de Polonia.
Los autores del paper aportan dos posibles causas a este aumento del contenido de fósforo. Por una parte, las cenizas de los cuerpos después del crematorio, se esparcían justo al lado del mismo y quedaban allí amontonadas. La otra teoría es que durante la epidemia de tifus que asoló al campo en 1944, los hornos crematorios estaban sobrecargados y decenas de cuerpos quedaron en el suelo a la intemperie, donde quedaban en descomposición.
El cuerpo humano es muy rico en fósforo, unos 850 gramos, especialmente entre los huesos y dientes (entre 100 y 130 gramos por kilogramo de masa fresca). Por esta razón, ya fuera por la cremación o por la epidemia de tifus, los contenidos de fósforo se dispararon hasta niveles elevadísimos…. dando lugar a lo que se conoce como “necrosol“, un suelo típico de cementerios. Sí, los que los que nos dedicamos a los suelos somos un poco raros… y le ponemos nombres raros a los suelos, porque no todos los suelos son iguales.
Si siguen existiendo personas que puedan dudar del holocausto de los judíos, algo que hasta hace poco era negado por Irán y evidentemente los ultraderechistas/nazis, la edafología les demuestra que están equivocados… aunque creo que quizás no es la falta de información lo que haga que estén equivocados.
Return To Stuthof – December 1996
Más en:
– Charzyński P, Markiewicz M, Majorek M, Bednarek. R. 2015. Geochemical assessment of soils in the German Nazi concentration camp in Stutthof (Northern Poland). Soil Science and Plant Nutrition, 61: sup1, 47-54, DOI: 10.1080/00380768.2014.1000232
Esta entrada participa en la LXIV edición del Carnaval de Química, alojada en el blog «Ciencia Química en el siglo XXI» de @QXXI_justoginer
Tagged: biología, bioquímica, ciencia, contaminación, ecología, economía, edafología, educación, enfermedad, europa, guerra, historia, química, vídeo
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